los 'okupas'
del edificio
Hasta el 20% de la superficie del edificio llegó a estar ocupada
por otras entidades y establecimientos de lo más variopinto.
La reforma que concluyó en 2007 recuperó la mayor parte
de esos espacios para las actividades escénicas.
Nació como el restaurante-café Lion d'Or y pronto se quedaría con el nombre de Guria. Su terraza sería punto de reunión de artistas e intelectuales a lo largo de diversas etapas. La tertulia de Jacinto Benavente y Sinesio Delgado daría paso a la de los amigos de Pedro Muñoz Seca. Manuel Machado, Arturo Serrano, Joaquín Calvo Sotelo, Serrano Anguita, Torcuato Luca de Tena y otros muchos también debatirían aquí ante un café. No sólo visitantes y veraneantes se reunirían en el Guria, cuya última tertulia estable se formó en torno a Miguel Pelay Orozco.
El Real Automóvil Club de San Sebastián organizaba 'rallies' de bólidos ante la sede que tuvo en el lateral del edificio que da a la plaza Oquendo. Sobre esos locales se instalaron, ya en los años 80, la Filmoteca Vasca, la Asociación de Productores Vascos y las oficinas del Zinemaldia. Estas últimas permanecen en el edificio.
Era la estancia menos conocida y la que más comentarios despertaba en los viejos tiempos. El 'cuarto chino' era una habitación secreta y cerrada con acceso directo desde el pasillo de los palcos. Se dice que la estancia, que llegó a estar alquilada por el Círculo Mercantil, era utilizada por caballeros que preferían cierta compañía femenina en lugar de los espectáculos del teatro. El cuarto chino desapareció, pero nos quedan sus pinturas exóticas, obra de
Pierre Ribera.
Arrieta y Garagorri, la histórica firma de alimentación donostiarra, abrió un establecimiento especializado en bebidas en este local, el mismo que después ocuparían sucesivamente la peletería San Sebastián-París-Madrid, el comercio de ropa Cortefiel y el Donostia Convention Bureau, entre otros.
Creado cinco años antes, el CAT, el Centro de Atracción y Turismo de San Sebastián, se ubicó en 1932 en una esquina del emblemático edificio. Además de atender a turistas a pie de calle, los locales del CAT sirvieron en su parte superior como oficinas del Festival de Cine y de la Quincena Musical, mientras que su sótano tuvo usos de lo más variopinto, desde sala de exposiciones (en la que se mostraron obras de Bienabe Artía o Kaperotxipi) hasta oficinas del Festival de Jazz, después de haber albergado el Hogar del Voluntario que promovía la campaña del plato único. Allí también estuvo la 'Real Sociedad de Foot-ball', y hay quien dice que en el sótano incluso hubo una oficina del ejército alemán durante la II Guerra Mundial...